Mirna Velázquez Almaraz
Licenciada en Psicología
Hoy es común escuchar la palabra codependencia para referirse a un sinnúmero de situaciones; pero, ¿qué quiere decir exactamente esta palabra?, ¿cuándo podemos decir que alguien es codependiente?, ¿cuáles son las causas y consecuencias de la codependencia? y, sobre todo, ¿qué hacer si se presenta esta situación en nuestra vida? En las líneas que siguen tratamos de responder de manera breve a estas preguntas.
El término codependencia surge en los grupos de autoayuda para el tratamiento de adicciones, en donde se emplea para referirse a las personas relacionadas con quien tiene una dependencia física y emocional a una o varias sustancias. Es decir, originalmente el codependiente es aquél que depende junto con otro (co-depende): en el caso de las adicciones, es quien se relaciona de manera muy estrecha con el consumidor de la droga.
Actualmente el uso del término se ha extendido y ya no se emplea solamente en el ámbito mencionado. Hoy, la codependencia es considerada una condición específica, también calificada como trastorno, que suele presentarse en las relaciones interpersonales y se caracteriza por una marcada necesidad del otro. Es decir, una persona considera indispensable a otra, cree que sin ella no puede realizar los actos más cotidianos, sin ella se siente indefensa, en peligro.
Esta necesidad, que suele ser recíproca, trae consigo consecuencias como frustración, dolor y angustia, pues se vive bajo la constante amenaza de perder al otro. Así, el miedo es el elemento principal, sin embargo, no siempre aparece como tal, puede manifestarse de distintas maneras: como enojo, celos, tristeza, imperativo de controlar al otro.
Tenemos, entonces, que en la codependencia existe un profundo miedo a la soledad, que suele manifestarse como necesidad de la otra persona y, en consecuencia, como urgencia por controlarla. Por supuesto, este control se presenta de muy diversas formas, las cuales pueden ir desde preocupación excesiva hasta chantaje emocional. De acuerdo a lo anterior podemos definir la codependencia como necesidad mutua entre personas que componen una relación, en la que ninguno de los integrantes se siente seguro ni satisfecho, pues, debido a la amenaza de separación, intentan controlarse el uno al otro.
¿Cómo identificar una relación de codependencia?
Consideremos primero que una relación interpersonal tiene, o debería tener, como objetivo primordial el desarrollo de quienes la integran. Así, en una relación sana cada uno de los miembros consigue un crecimiento individual que le permite adquirir herramientas para un mejor desenvolvimiento en la vida cotidiana. Si la relación no brinda esta oportunidad de desarrollo, algo no anda bien.
Señalemos ahora algunas características que suele presentar una persona codependiente:
- Incapacidad para reconocer sus emociones y necesidades y para expresarlas de manera sana.
- Problemas de autoestima.
- Dificultades para establecer límites.
- Preocupaciones excesivas.
Como puede suponerse a partir de estas condiciones individuales, una relación en la que existe codependencia está plagada de sobreprotección, celos, minusvalía, chantaje y otras formas de agresión; es decir, oscilará entre distintas formas de control, por ejemplo:
- Sobreprotección. Cuidar a alguien más allá de ciertos límites implica un grado de control, pues se va construyendo en “el protegido” la idea de que no puede hacer muchas cosas por sí mismo, de que necesita siempre ayuda; es decir, se le convierte en una persona dependiente, y una persona así no sólo busca que la controlen, también busca controlar.
- Celos. Cuando éstos se presentan suele existir desconfianza y miedo, factores se conjugan para que en una pareja sucedan situaciones que fracturan los derechos de quienes la componen.
- Minusvalía. Las personas con baja autoestima dan poco valor a lo que hacen y a lo que son, esto las puede conducir a exigir a los demás consideraciones especiales que por lo regular consiguen por medio del chantaje emocional. Por ejemplo: una persona se considera a sí misma incapaz de conseguir un empleo, por lo que exige a quienes tiene cerca cubran sus necesidades económicas, y si éstas no son cubiertas, se molesta con los demás y los culpa de sus problemas.
Claro, las personas que se encuentran en alguno de los casos anteriores, por lo regular no alcanzan a darse cuenta de que su conducta es problemática, tampoco se percatan de que intentan controlar, pues están demasiado ocupadas en mantenerse junto a quienes consideran indispensables.
¿Cuál es el origen de la codependencia?
Por lo regular las dificultades que cualquiera de nosotros experimenta en las relaciones interpersonales se generan en la infancia, pues en esta etapa no sólo somos particularmente sensibles, además es cuando se cimentan los aprendizajes, sobre todo los emocionales. Un ambiente familiar en el que, por una u otra circunstancia, no se brindaron aceptación incondicional y confianza suficiente, por lo general provocará dificultades en las relaciones posteriores.
Imaginemos un ejemplo para ilustrar lo anterior: una mujer decide embarazarse para impedir que su pareja se aleje de ella; lo consigue. Su hijo necesita cuidados y protección que ella le brinda, y ella, por su parte, está convencida de que necesita al bebé para conservar a su pareja. Así se establece entre madre e hijo una relación de codependencia, se necesitan mutuamente, sin embargo, es una necesidad condicionada de parte de la madre, pues en cuanto el hijo deje de servirle para su propósito estará en riesgo de perder sus cuidados. Por lo tanto, la codependencia puede suceder en cualquier tipo de relación interpersonal, no sólo se limita a las parejas.
La codependencia puede parecer amor, pero no les, pues es un lazo con condiciones, interesado, que existe mientras se obtenga alguna ganancia. En el ejemplo recién descrito, la madre difícilmente dará a su hijo elementos para un desarrollo adecuado, pues estará más preocupada por su pareja que por el pequeño, esto ocasionará un distanciamiento entre ella y el niño, lo que con el tiempo se verá reflejado en la manera en que el hijo se relacione consigo mismo, con los demás y con su ambiente.
¿Qué hacer ante la codependencia?
Lo primero es identificar el malestar: si se vive con insatisfacción, ansiedad, dudas y desconfianza, se es presa de la codependencia. Son señales de alarma si dentro de una relación, alguien:
- Manifiesta desconfianza e incredulidad hacia la otra persona.
- Intenta saber detalles excesivos sobre el empleo del tiempo del otro.
- Prohíbe o reprueba actividades o maneras de pensar que, objetivamente, no perjudican la relación.
- Ve a la otra persona como desvalida, como alguien para quien es indispensable.
- No puede expresarse con total libertad. Se aleja de sus amistades y modifica su vida diaria por temor a que el otro se moleste.
- Amenaza, chantajea o sobreprotege al otro miembro de la relación.
Éstos son sólo algunos rasgos que indican codependencia, también pueden existir manifestaciones más sutiles que impliquen cierto grado de control. Si cualquiera de estas características se presenta, es indispensable que la comunicación entre quienes componen la relación aumente y mejore, de otra manera, se abre la posibilidad de un rompimiento.
En la medida en que estamos bien con nosotros mismos, podemos estar bien con lo demás, por lo que una mejora en la comunicación estará apoyada en el bienestar individual de quienes se relacionan. Por otra parte, si la comunicación no puede mejorar, será necesario recurrir a ayuda profesional para sanar la relación. Tal ayuda podemos encontrarla en la psicología clínica. La presencia de codependencia no implica ruptura; con los medios adecuados, los vínculos afectivos pueden repararse.
Referencias
May, D. (2000). Codependencia: la dependencia controladora, la dependencia sumisa. Editorial Desclée de Brouwer.